Con suma tristeza sigo los acontecimientos en Estados Unidos que hoy nos llevan a lo que se ha denominado #BlackoutTuesday y que es un reflejo del cansancio de la sociedad Americana hacia los actos racistas cometidos contra la comunidad Afroamericana. Yo le debo mucho de mi formación a los Estados Unidos y, como exbecaria Fulbright, me uno a la protesta.
Sin embargo, esto no es un problema exclusivo de los Estados Unidos, pues los actos racistas tienen su origen en el odio, el cual es palpable en todas las sociedades en distinto nivel y de distinta forma, incluida la sociedad Mexicana: clasismo, racismo, homofobia, transfobia… todos ellos bien arraigados entre la mayoría de los Mexicanos. Por ello, hoy comparto dos reflexiones que me vinieron a la mente y que ejemplifican la problemática que vivimos actualmente.
Primero, una reflexión sobre la enorme hipocresía que existe respecto al racismo a distintos niveles: recientemente, leía un comunicado de mi alma máter (Universidad de Illinois en Chicago) donde se solidarizaban con las causas antiracistas, esto sin reconocer cuánto la misma universidad ha sido partícipe de la problemática. Y es que, no son capaces de reconocer que el crecimiento del campus de la universidad se ha dado acosta de desplazar a los Afroamericanos de los «projects» de la calle Taylor, así como de la comunidad de migrantes Mexicanos de Pilsen. Histórica y sistemáticamente Chicago ha sido una ciudad construida con base en la segregación y el racismo, y la gran mayoría de Estados Unidos tiene una condición similar.
Segundo, comparto con ustedes el recuerdo de la cara que alguna vez me pusieron en casa cuando llegué con una pretendiente que, a juicio de mi madre, era muy morenita y de rasgos indígenas, esto en concordancia con un claro adoctrinamiento clasisista arraigado en nuestra sociedad.
Así, mi intención es provocar la reflexión y que cada uno de nosotros evaluemos las actitudes de odio que tenemos hacia los demás y las erradiquemos. Estas actitudes están arraigadas en nuestras sociedades y, muchas de ellas, requieren que revalorizemos nuestras actitudes. ¡Hagamos un esfuerzo!