El oso de las uñas largas

Hoy, en mi primer día de vacaciones, me doy la oportunidad de escribir en mi blog y lo hago con una entrada típica de aventura o, por lo menos, anecdótica.

Empezaré contándoles que me he vuelto toda una fanática de las uñas de acrílico y mi gusto aumenta cuanto más largas son las uñas. Tengo la fortuna de haber encontrado a una muy buena artista de uñas que, como dicen aquí en Monterrey, «me chifla» (me cumple todos mis caprichos). El diseño de uñas navideño que traigo ahorita lo pueden ver en la siguiente imagen:

Para sorpresa de la mayoría de la gente, he logrado acostumbrarme a las uñas largas y puedo hacer la gran mayoría de mis actividades con ellas sin ningún problema (incluyendo escribir esta entrada al blog en el teclado de mi minicomputadra). Sin embargo hoy encontré al némesis de mis uñas largas:


La historia es que el día de hoy pasé al cajero automático en donde descubrí que el plástico verde que cubre la ranura del cajero me hace imposible retirar la tarjeta con mis uñas largas al terminar mis transacciones por lo que, eventualmente, el cajero decidió retener mi tarjeta. Fue entonces que con toda la pena del mundo tuve que explicar al gerente del banco que mi tarjeta había sido retenida por mi incapacidad de retirarla de la ranura debido a que mis uñas no alcanzaban a sujetarla con el plástico verde estorbando, lo que redujo mi «zona de agarre». Afortunadamente no había mucha gente y recuperé mi tarjeta en unos minutos no sin haber hecho el oso del día y habiendo sido la burla de algunos empleados en el banco. Es por eso que iniciaré una campaña para la creación de cajeros amigables para mujeres con uñas largas… y de paso también amigables a mujeres altas en tacones.