Adicción a las pelucas

Esta entrada a mi blog está inspirada en un hilo de conversación que tuvimos en Mastodon @piratamoral@mstdn.mx, @Errantus y yo (ver el hilo aquí). Dicha conversación me motivó a platicar un poco más sobre mi adicción a las pelucas. Obvio tiene mucho que ver con la construcción de mi feminidad, pero también lo conforman componentes de descontento y fetichismo similares a las que ya antes platiqué respecto a mis cejas (ver esta vieja entrada de mi blog cuando lo escribía en Inglés). En el caso del descontento, al paso del tiempo me fui desesperando por no lograr que mi cabello se viera de una manera que a mi me complaciera. Por algún tiempo fui adicta a los tintes y los salones de belleza, pero eso a la larga me fastidió, además de que mi cabello sólo empeoraba al paso de cada tratamiento. Fue así como decidí retomar la práctica de usar peluca tal y como lo hacía cuando estaba dentro del clóset. Por el lado del fetichismo, no puedo negar que me produce cierto placer andar pelona, además de que estoy convencida que existe una belleza poco valorada en mujeres sin cabello (o tal vez un estereotipo machista muy arraigado hacia el cabello largo para las mujeres). Es entonces que desde el encierro obligado por la pandemia he andado pelona de tiempo completo y entonces las pelucas se volvieron en una componente permanente de mi look. Honestamente es algo que encuentro muy divertido, pues he ido acumulando una amplia colección que me permite probar distintos looks en un abrir y cerrar de ojos. Aquí les dejo una muestra. Siéntanse en la libertad de decirme cuál es su look favorito. Hacia el final incluyo una foto mía sin peluca 😉.