Recargando baterias


Las últimas semanas han estado no sólo llenas de trabajo, sino también de una enorme carga emocional. Desde que platiqué con mi jefe, he ido de oficina en oficina platicando con cada uno de mis colegas y les he ido informando de mi decisión de transicionar finalmente. Mi esposa por su cuenta también está enfrentando nuevos retos profesionales que igualmente la han tenido como loca. Así que, en vista de que ambas estábamos al borde del colapso mental, decidimos irnos de fin de semana, olvidarnos de todo y relajarnos, pues necesitabamos recargar baterias para seguir enfrentando todo lo que viene.

Entonces, el sábado por la mañana tomamos nuestras cosas, incluido el traje de baño, y nos fuimos a las termas de San Joaquín. Una colega mia ya nos había recomendado el lugar, pero no habíamos tenido la oportunidad de ir. El lugar es hermoso, en medio de la nada, perfecto para descansar. Lo más representativo del lugar son sus aguas termales de azufre, a las cuales se les adjudican propiedades medicinales. Independientemente de eso, bañarse en esas aguas sulfurosas e hirvientes propina un gran alivio y relajación.

Estando en pleno desierto, es también un lugar perfecto para ver las estrellas. La noche del sábado tuvimos la suerte de que gente del Planetario Alfa estuvieron por allí para una velada especial en la que, equipados con un par de telescopios, nos dieron una amena charla y un muy entendido tour por la boveda celeste de esa noche.

Sin duda, las termas de San Joaquín ya nos ganaron como clientes. El lugar esta perfecto para escaparse del estress citadino, con la ventaja de que esta relativamente cerca y fácil de llegar. Hoy regresamos a Monterrey después de un rico almuerzo que nos despidió del paradisiaco lugar. Hemos regresado con las pilas cargadas, con la mente clarificada por la tranquilidad desértica, y con el cuerpo rejuvenecido por la gracia del azufre.