Mañana no iré a la marcha

Cada año busco razones para asistir a la marcha y, nuevamente, sigo sin encontrarlas. 
No se si el malinchismo me estará afectando, pues cuando estaba en Chicago, llegué a participar en dos marchas. En una fui parte del grupo que  representaba a PRIDE, que es la organización estudiantil LGTB de la Universidad de Illinois en Chicago. La otra ocasión marché junto a mis amigos del Living Circle, la cual era una ONG de apoyo a la comunidad LGTB. En ambas ocasiones me sentí parte de un proyecto y marché con la determinación de demostrar mi apoyo y hacer llegar un mensaje a todos los asistentes.  Y no crean que se trataba sólo de marchar y saludar a la concurrencia. Realmente era una marcha muy activa, pues teniamos que repartir volantes con información y, algunas veces, parar un instante para platicar con alguien que deseaba más información de nuestras organizaciones. Obviamente, eso implicaba que de repente teniamos que correr para alcanzar a nuestro grupo que ya se habia adelantado… ¡era muy divertido!
Todo esto se los platico pues aquí la marcha es muy distinta. De entrada, los organizadores están mucho más interesados en invitar algún artista y a complacer a los clubes nocturnos que exigen un buen sitio en la marcha para promocionarse. A esto le podemos agregar que la marcha aquí es un evento por invitación y, lamentalemente, la sociedad en general no se siente bienvenida. Es una marcha sin público, sólo marchantes y algún despistado al que la marcha se le atraviesa en su paso y entonces decide parar un momento para matar su curiosidad. Así me pregunto cómo pretendemos hacer llegar algún mensaje si no hay a quién dárselo. Entonces, la marcha se convierte en un evento exclusivo en el que se ven cada año las mismas caras.
Algo fundamental que se ha olvidado es de la representación de los aliados, es decir, aquellos que no se identifican como LGTB pero que nos apoyan abiertamente. En Estados Unidos la organización PFLAG (Parents, Families, and Friends of Lesbian and Gays) no se pierde una marcha, al igual que compañías comerciaales y otras agrupaciones muestran su apoyo participando en la marcha. ¡Cómo extraño ver los camiones de bomberos en la marcha, o el gran carrito de supermercado que cada año engalana la marcha en Chicago!

En lugar de esto, la marcha  aquí es una explosión de consignas, y los participantes creen que al lanzar esas consignas se harán realidad de facto. Eso es muy triste pues nuestro pais está viviendo tiempos que requieren de una participación cuidadana inteligente. La sociedad está más informada y está actuando en consecuencia. Lamentablemente en lo que a la comunidad LGTB se refiere, tristemente veo lo opuesto: se privilegia la muestra de tetas a la muestra de cerebro.
Creo que es momento de que entendamos que no vamos a llegar a ningún lado si no hacemos lo propio por educar a la sociedad. De nada sirve una marcha con un eslogan rimbombante si no existen actividades que sustenten el mensaje y lo hagan perdurable. De otra manera quedará sólo para el registro histórico y volveremos el próximo año a vernos las caras otro domingo de Junio para seguir gritando las mismas consignas.
Se que mis palabras no caerán bien en el ánimo de muchos quienes actívamente luchan por la comunidad LGTB. Admiro su gran esfuerzo y dedicación, y por ello desearía que su trabajo tuviera el impacto que merece. Creo que esto sólo se va a lograr si dejamos los viejos esquemas y volteamos hacia un activismo más inteligente y menos polarizante. Ojalá mi crítica sea tomada de manera positiva y el próximo año podamos estar marchando juntos en pos de un proyecto sustentado por el bien de la comunidad LGTB.