Mi gusto por el básquetbol colegial de EUA

Aprovechando que nos encontramos en pleno les platicaré cómo nació mi gusto por el básquetbol colegial de los Estados Unidos. Para ello tengo que remontarme 23 años atrás, cuando estudiaba la maestría en la Universidad de Illinois en Chicago. Yo en ese entonces vivía en los dormitorios de la universidad y como parte de las actividades recreativas nos invitaron a la «fiesta de medianoche», el cual es un evento en el que se presenta al equipo de básquetbol de la universidad ante su público, en el estadio de la universidad (el UIC Pavillion) y con pizza y bebidas gratis para todos. Si bien el equipo no es de los mejores rankeados de la liga nacional de básquetbol (NCAA), la presentación fue un espectáculo digno de cualquier equipo profesional de la NBA. Además, como parte de los privilegios de ser alumna, las entradas a todos los partidos del equipo me resultaban gratuitas. Así fue como me prendí del básquetbol colegial, primero como un muy buen momento de desconexión del estrés escolar propio del posgrado, y después por la emoción que me causó pues el UIC Flames resultó campeón de su liga, lo que le otorgó el pase directo al torneo nacional (March Madness). La visibilidad a nivel nacional de ello causó un furor impresionante en el campus, cosa que disfruté muchísimo. El sueño de ese año terminó cuando Kansas (rankeado no. 1 de la nación) eliminó a UIC Flames en la primera ronda con una paliza, pero yo igual me quedé deseosa de seguir siguiendo al equipo y en general el básquetbol colegial de los Estados Unidos, lo cual sigo haciendo ahora por televisión.

Sparky D. Dragon, mascota oficial del equipo de básquetbol de la UIC