Si no es ahora, entonces ¿cuándo?


Dicen que durante la transición, la mayoría de las personas transgénero pasan por el proceso de experimentación típico del adolecente, esto sin importar la edad a la que se esté transicionando.

En mi caso me declaro culpable. Y es que si de por sí ya a algunas se nos pasó el tiempo de la adolecencia tratando de actuar dentro de una norma social de comportamiento preestablecida para nuestro género biológico, y además eso ya comprobamos que no nos dejó muchas satisfacciones, pues ahora que estamos en el proceso de remendar la situación, creo que es obvio que de repente nos entre el deseo de experimentar algo, sin importar que socialmente «ya no sea nuestro momento».

Lo anterior lo expreso no con el afán de justificar un comportamiento, pues finalmente no me interesa justificarme ante nadie… ya hace tiempo dejaron de importarme las críticas de la gente. Simplemente quiero que las líneas anteriores sirvan de introducción a la narración de mi día de ayer:

Después de algún tiempo de considerarlo y en vista de que mi nueva figura me permite hacerlo y además lucirlo, ayer finalmente me hice una perforación en el ombligo. Acompañada de mi esposa, nos dirigimos a Plaza Centrika, en donde se encuentra una de las sucursales de Sacra Tattoo & Piercing. Allí nos atendió Israel, quién me trató a las mil maravillas y en menos de 5 minutos de haber entrado al estudio ya me tenía lista sobre la mesa para agujerearme el ombligo.

Y aunque fue bastante doloroso, el proceso es rápido y, en manos de un experto como Israel, sin complicaciones. De hecho, estoy sorprendida de que ni una gota de sangre salió de mi perforación una vez que el arete estuvo colocado en su lugar. Ahora sólo queda cuidar mucho la herida por los siguientes meses y comprar algunas blusas ombligueras para lucirlo.