La nota de la semana fue la balconeada que sufrieron los miembros de la selección Mexicana tras su fiesta aquí en Monterrey. Y es que más allá de la fiesta, a los medios les dio por poner en entredicho los miembros de los asistentes a dicha fiesta, lo cual a mi me parece un absurdo. Como aficionada al futbol me parece justo que se critique la falta de cojones de los jugadores en relación a su desempeño en la cancha. Sin embargo, me tiene sin cuidado su preferencia erótico-afectiva, así como las personas con las que se relacionan en su tiempo de esparcimiento.
Me parece que toda esta polémica tiene dos explicaciones:
1.- Los medios no tienen la capacidad de hacer periodismo, así que se van por las notas fáciles:las amarillistas.
2.- El futbol Mexicano está envuelto en el antiguo machismo Mexicano personificado por Pancho Pistolas: los futbolistas deben ser hombres viriles y representantes del portento machista Mexicano. En ese contexto, no se pueden dar el lujo de ser homosexuales ni, mucho menos, tener preferencias erótico-sexuales más diversas.
Pero, de todo esto, lo que más molesta me tiene es la actitud de la famosa Yamile. Ella es la personificación de todos los prejuicios existentes hacia las personas travestis/transexuales/transgéneros y, lamentablemente, su actuación en esta polémica no hace más que reforzar dichos prejuicios. Yamile aprovechó para hacerse publicidad y ahora es la travesti/transexual más cotizada en los circulos en los que ella se mueve. Lamentablemente la gente tiende (ante la presión mediatica) a generalizar, por lo que el estigma se hace perdurable.
En conclusión, no me importa lo que Yamile tenga o deje de tener en medio de las piernas, ni en medio de qué piernas decidan meterse los seleccionados nacionales. Creo firmemente que a ninguno de nosotros deberia interesarnos eso… Ojalá los medios lo entendieran así.