Reflexionando sobre la contracultura y la intolerancia


Viendo Easy Rider en la televisión el lunes pasado, la cual es un ícono del cine norteamericano, me puse a reflexionar sobre la contracultura y la intolerancia. Y es que pareciera que pasan las generaciones y supuestamente la sociedad progresa, pero en la realidad siempre se llega al mismo punto: la sociedad se ve «amenazada» por ideas «distintas» también denominadas (generalmente de manera despectiva) como contracultura. Con la aparición de este movimiento social, pareciera que se «justifica» la aparición de actos de intolerancia hacia aquellos que, más allá de buscar el caos social, simplemente buscan la libertad. En esa confrontación se han llegado a cometer verdaderos actos de barbarie por un lado, mientras que por el otro se tiende a encontrar refugio en modos de vida «alternativos» pero muy alejados de la tan anhelada libertad.

En mi reflexión no pude dejar de aplicar estas ideas a la sociedad actual en donde tantos tipos de «vida alternativos», tales como los asociados a personas LGTB, el ateismo, los chavos emos, o incluso aún el comunismo, que siguen siendo vistos como amenazas para la sociedad. Creo que puedo vivir en un mundo donde alguien no esté de acuerdo con estas «vidas alternativas». Lo que encuentro inaceptable son los actos de homofobia, transfobia, o cualquier medio de represión social contra quienes solamente buscan un poco de libertad. Si algo atenta contra la armonía de una sociedad son los actos de intolerancia y la violencia asociada a ella, pero lo peor es la cerrazón intelectual que se vive en muchos sectores sociales que prefieren ser factores inerciales cuando bien podrían ser factor de cambio.

La buena noticia es que no hay mal que dure mil años y, afortunadamente, esos grupos estáticos ya se están desmoronando.

P.D. Si no han visto Easy Rider, se las recomiendo ampliamente.