Anécdota heterosexista

Desde ayer me estoy sintiendo mal debido a una alergia, por lo que hoy decidí trabajar desde casa. Eso significa que la contestadora telefónica puede tomar el día libre y yo me hago cargo de contestar las llamadas. Hace un momento recibí una llamada que merece un comentario:

Era una llamada del consultorio de una doctora para confirmar la cita del día de hoy de mi esposa. Al no encontrarse, le pedí a la secretaria que me dejara el mensaje. La secretaria al final me pregunta: «¿es usted su Mamá?», a lo que yo respondo: «No, soy su esposa». Después de un par de segundos que le tomó a la secretaria procesar esta información: «¡Ah bueno! ¡Gracias!». Fin de la conversación.

Lo peor de esta anécdota no es que la secretaria, bajo el régimen heterosexista, haya asumido que la voz femenina que le contestó el teléfono correspondiera a la Mamá de mi esposa, sino que esto mismo me ha sucedio ¡en persona! cuando he acompañado a mi esposa a sus consultas y me confunden con su madre.

Quiero creer que esto es un reflejo del heterosexismo imperante en nuestra sociedad (especialmente en la sociedad regiomontana) y no de que mi voz y hasta mi apariencia es la de una persona mucho mayor a mi esposa que podría pasar por su madre… de otra manera puedo agregar a mi actual condición de enfermedad los síntomas de la vejez prematura que son aún más notables junto a la presencia de mi bella y joven esposa…