Restitución del daño

Desde que compré mi casa he defendido a capa y espada el derecho que me corresponde a cuidar mi propiedad y a tener la libertad de estacionar mis coches en mi cochera, así como poder salir y entrar de ella en el momento que se me de la gana.

Yo esperaba que los vecinos fueran respetuosos de ese derecho, pero con los años me he dado cuenta que no es así. De repente hay quien cree que puede bloquear mi cochera y que debo de pedirle permiso para poder salir/entrar de mi propia casa. Es por eso que ya he gritoneado a más de un vecino, lo que me ha hecho poco popular.

Además de la cuestión con los coches ajenos bloqueando mi cochera, hoy mis vecinos contiguos trajeron a unos trabajadores y ya estaban a punto de instalar unos tendederos, lo que implicaba hacer unos hoyos en la pared de mi casa. Pude haberme hecho de la vista gorda pues, al final de cuentas, unos cuantos taquetes no van a dañar mi casa. Sin embargo, lo que me molestó fue el abuso y, finalmente, esa idea de que otros pueden mandar sobre mi propiedad. Así pues, le pedí a los trabajadores que se fueran y que dejaran mi casa en paz.

Adicionalmente, escribí una carta describiendo el suceso y pidiéndole al vecino que no se repitiera dicha arbitrariedad. Esto lo hice porque mis vecinos contiguos son unos de los 5000 Coreanos que han llegado a Nuevo León a trabajar. Incluso, en varias ocasiones, me han dejado cartas pidiéndome les rente la casa (a lo cual no he hecho caso pues yo quiero mucho mi casa). Fue por ello que en esta ocasión decidí actuar de la misma manera: mediante una carta.

Para mi sorpresa, a las pocas horas estaba tocando a mi puerta el vecino acompañado de su intérprete. De manera muy amable me ofrecieron una disculpa y me explicaron que había sido un mal entendido. Igualmente me pidieron les tuviera paciencia, pues aún estaban en proceso de adaptarse a las «costumbres occidentales». Adicionalmente, me ofrecieron un regalo en «restitución del daño»:

Esta muestra de civilidad realmente me conmovió. Mi vecino no habla Español y por eso la necesidad del intérprete. Sin embargo, habla un poco pero entiende bien el Inglés. Fue por eso que le hice saber (en Inglés) que aceptaba su disculpa y que entendía perfectamente la dificultad que representaba para ellos (sus co-nacionales Coreanos) ajustarse a una nueva cultura. Le conté cómo yo viví una experiencia similar cuando estuve en Chicago y que, siendo empática con ellos, me ponía a sus órdenes para ayudarles en lo que necesitaran.

Así pues, no quería dejar pasar la oportunidad de platicarles esta experiencia con el afán de que aprendiéramos algo sobre lo que significa la tolerancia y la civilidad. Creo firmemente en el respeto de nuestros derechos, e igualmente creo que gente civilizada puede llegar a acuerdos siempre que exista comunicación y apertura. Ojalá y algunos de mis vecinos Norteños se les pegue algo de la civilidad que el día de hoy mis vecinos Coreanos mostraron. 

En ese contexto, voy más allá y espero Nuevo León aproveche esta oportunidad única de aprender de nuestros visitantes Coreanos, muchos de los cuales seguramente se quedarán  aquí para siempre. Ojalá esto se traduzca en un Nuevo León más abierto, diverso y realmente multicultural (y no sólo Americanizado).

P.D. La borrachera de este fin de semana es culpa de los Coreanos.