A un año…


Hace un año que se gestó esta aventura llamada Dania. Con gran excitación anunciaba al mundo el inicio de una nueva etapa en mi vida, aunque muy dentro de mi sabia que lo que realmente representaba era el inicio de una vida en congruencia y en donde la felicidad era una posibilidad. A un año de distancia, el balance es afortunadamente positivo. Mi mente poco a poco fue aceptando que eso que parecia un sueño realmente era ahora mi vida real. Aquello que tanto habia añorado y para lo que habia luchado y me había preparado tanto finalmente se convertía en realidad.

Desde mi perspectiva la transición fue rápida, ya que después de tanto tiempo de esperar a que llegara este momento ya no podía darme el lujo de perder un minuto más para disfrutarlo plenamente. La gente a mi alrededor se fue adaptando a un paso más lento e incluso hay algunos que a un año de distancia aún les cuesta trabajo hacerse a la idea, pero reconozco su esfuerzo de igual manera. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de mi familia quienes (con excepción de una de mis hermanas, algunos tios y primos) han decidido desterrarme de sus vidas poniendo el miedo al «qué dirán» por encima de lo que debería de ser un amor incondicional. Afortunadamente ese amor incondicional lo he encontrado en mi esposa, mi hermana, y muchos amigos. Es por ello que he decidido construir una familia fundamentada en ese amor y, quienes acepten ese amor en donde no existe la discriminación y el prejuicio, serán bienvenidos. Por el contrario, quienes no estén de acuerdo y no quieran formar parte de esta familia, no serán tomados en cuenta.

Esta aventura aún está lejos de consumarse. Aún hay mucho por qué trabajar y muchos pendientes. Siento la responsabilidad de sumarme al esfuerzo por lograr el cambio y erradicar el prejuicio y la discriminación hacia la comunidad LGTB. Este prejuicio aún tiene impacto en la legislación e incide directamente en mis derechos fundamentales. Es así como mi cambio de identidad, mi matrimonio y el reconocimiento de mi familia en el momento que decida tener hijos, todos ellos carecen del sustento legal que garantice su reconocimiento entero y sin discriminación. Legalmente me encuentro aún en incertidumbre.

Así pues, a un año de haber alcanzado un punto cumbre en mi vida me doy cuenta que aún me encuentro lejos de la meta. Sin embargo hoy me siento en mejores condiciones y muy motivada para seguir adelante.